El deporte como alternativa al consumo de drogas en adolescentes
El consumo de drogas es una de las grandes preocupaciones de todos los padres con hijos en la adolescencia,
una etapa de la vida en la que resultan decisivas las amistades y actividades que el joven lleve a cabo durante
su tiempo libre. Con esta afirmación como punto de partida, los expertos han señalado que el deporte puede
constituir una opción lúdica alternativa a contextos que propician conductas como el consumo de alcohol y
de otras sustancias, afirmación que cobra aún más sentido si se tiene en cuenta que el 60% de los adolescentes
Al mismo tiempo, la práctica deportiva es un medio especialmente idóneo para poner en marcha estrategias de
prevención de comportamientos de riesgo social ya desde la infancia y de programas para la educación e
integración de niños y jóvenes.
Según recuerda la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), las drogas más consumidas por los
adolescentes en la actualidad son el alcohol y el tabaco, sustancias con las que se tiene un primer contacto
a los 13 años. Les sigue el cannabis, cuya edad media de inicio de consumo se sitúa en los 15 años.
A partir de esa edad se
inician los contactos con otras drogas como la cocaína o el LSD. Entre los 20 y los 24 años es cuando se
produce un consumo más frecuente y abundante de drogas tanto legales como ilegales.
A la luz de estos datos, los expertos subrayan la importancia de que en una etapa de la vida tan crítica
como es la adolescencia los jóvenes tengan alternativas de ocio seguras y que les mantengan alejados
de los estupefacientes. “El deporte es una importantísima herramienta de trabajo físico, de formación, de
transmisión de valores y también de ocio y diversión…”.
El director general de la FAD subraya el papel del deporte como elemento preventivo frente a las drogas
puesto que “favorece el desarrollo de mecanismos y hábitos que enlazan la inteligencia, la motivación y la acción;
centra el placer en el individuo y en las relaciones personales en lugar de hacerlo sobre la posesión de objetos;
fomenta el esfuerzo personal y grupal en la consecución de metas; adiestra en el aplazamiento de la
recompensa y contribuye a interiorizar la existencia de normas y a participar en su establecimiento y respeto,
entre otras cuestiones”.
Es evidente que el tiempo que un adolescente pasa practicando algún deporte no está consumiendo drogas,
pero además hay que tener en cuenta que si está muy implicado con su equipo querrá estar
fresco para jugar bien o poder entrenar, lo que a su vez supone un escudo protector frente a las sustancias.
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