jueves, 26 de febrero de 2015

Cuando la mujer está embarazada, es muy importante que viva saludablemente, que coma alimentos nutritivos, haga ejercicio y descanse lo suficiente. Todas las drogas ilegales, al igual que las legales como el tabaco y el alcohol, son peligrosas para una mujer embarazada, ya que pueden dañar su propia salud y la del feto, afectando el desarrollo prenatal. Algunos medicamentos también pueden representar un factor de riesgo, por lo que la mujer debe evitar consumirlos sin control médico, a partir del momento que sabe que está embarazada.
Algunas sustancias son dañinas durante todo el embarazo y otras sólo cuando se consumen en un periodo específico.


Diez primeras semanas: La formación de órganos.
Muchos de los órganos del bebé se forman en las diez primeras semanas de gestación, contadas a partir de la fecha de la última mestruación. Durante esta etapa, algunas drogas, como el alcohol, pueden causar deformidades en el desarrollo del corazón, las extremidades y las fracciones del feto.
El desarrollo prenatal a partir de la Onceava semana.
El feto comienza a crecer rápidamente después de la décima semana. Ciertas sustancias pueden afectar los órganos que todavía están en desarrollo, como los ojos y el sistema nervioso.
Alterar el desarrollo normal durante esta etapa, al consumir alguna droga, puede provocar que el bebé sea débil, pequeño y prematuro, con problemas de salud que requieran tratamientos especiales y hasta puedan causar la muerte a temprana edad.


El parto.
De forma similar, el parto puede complicarse debido a los efectos de las drogas, presentándose dificultades para la madre, así como a la salud del recién nacido.


Bebidas alcohólicas.
El alcohol es una de las drogas más peligrosas para la mujer encinta, especialmente al principio del embarazo; sin embargo, beber al final del embarazo también puede afectar el desarrollo del feto.
En el cuerpo de la mujer, el alcohol se transforma en sustancias dañinas que son absorbidas por el feto. Si la futura madre consume bebidas alcohólicas, aumenta el riesgo de que su bebé nazca con defectos, como el síndrome alcohólico fetal, que incluye distintos trastornos:  Formación de un cráneo pequeño, facciones anormales, retardo físico y mental. No se ha logrado determinar cual es la cantidad de alcohol que produce este efecto, y si el beber moderadamente puede llevar al desarrollo de este síndrome. Lo que ha quedado demostrado es que todo tipo de consumo representa un riesgo. Por eso, los médicos recomiendan que la mujer se abstenga de tomar bebidas alcohólicas desde que decide embarazarse, o por lo menos en el momento de saber que está encinta. Deben evitarse todas las bebidas que contienen alcohol, incluyendo la cerveza y los vinos.




















fumar durante el embarazo eleva el riesgo de un parto prematuro y de problemas de desarrollo del feto. La nicotina disminuye el apetito de la mujer durante la etapa en que debe subir de peso. Además, fumar reduce la capacidad de los pulmones para absorber oxígeno. El feto, privado de suficiente alimento y oxígeno, tiene mayores dificultades para formarse y desarrollarse normalmente.















Los estudios sobre el consumo de la mariguana por mujeres embarazadas lo asocian con los casos de bebés de bajo peso y partos prematuros.

Cocaína y otros estimulantes.
La cocaína incluyendo el crack y las drogas estimulantes en general, como las anfetaminas y sus derivados, reducen el apetito de la madre.
Al aumentar la frecuencia de los latidos del corazón y elevar la presión arterial se perjudica el desarrollo del feto; adicionalmente hay más probabilidades de un parto prematuro o de que la placenta se separe de la pared del útero causando una hemorragia.
Los bebés sufren de la misma dependencia a la droga que su madre adicta. Por eso, cuando nacen y dejan de recibir la sustancia presentan síntomas como temblores, insomnio, espasmos musculares y dificultad para mamar.

El tolueno, el solvente orgánico utilizado en las pinturas  y los pegamentos industriales, al ser inhalado puede causar deformidades semejantes a las provocadas por el alcohol. Con ciertas variaciones, todos los solventes orgánicos causan anomalías en los fetos.
Heroína y sus derivados.

El uso de estas drogas eleva el peligro de un parto prematuro, bajo peso al nacer, dificultades respiratorias, hipoglucemia y hemoorragias en los tejidos de la cabeza del bebé.
Como en el caso de la cocaína, los bebés de madres adictas sufren la misma dependencia que su madre, con síntomas de supresión como irritabilidad, vómito, diarrea y rigidez en las articulaciones.
Las mujeres que se inyectan drogas, si comparten jeringas con otros consumidores, pueden infectarse con el virus de la hepatitis o el SIDA, lo que obviamente pone al feto en riesgo de contraer cualquiera de estas dos enfermedades.

Muchos medicamentos tomados durante el embarazo tienen peligrosos efectos secundarios. sin embargo los beneficios para curar algún mal pueden superar estos riesgos, por lo que es de suma importancia que un médico supervise la administración.

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